Una previsión de lo que nos depara en el hogar y en nuestro entorno
Imagínese que veinte años atrás en una cena con amigos alguien hubiera predicho que un día podríamos ir a la tienda de electrodomésticos y comprar un frigorífico conectado a Internet. Incluso en el año 2000 se hubiera llevado las manos a la cabeza y se hubiera preguntado: “¿Por qué alguien querría hacer algo así?”
Pues ya hemos llegado a ello.
Hoy en día, cada vez estamos conectados a más cosas. Los aparatos, los sistemas de seguridad e incluso las cafeteras. En lo que va de mes, ya hemos hablado sobre proteger estas cosas conectadas y proteger estas nuevas fronteras digitales, ya que los dispositivos del Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) transforman no solo nuestros hogares, sino también nuestras empresas y comunidades.
En el marco del Mes de la concienciación sobre la ciberseguridad, hagamos una previsión sobre cómo evolucionará la siguiente generación de dispositivos conectados analizando la red que miles de millones de ellos utilizarán: la red 5G.
El 5G es la clave
Sin duda habrá visto un sinfín de anuncios de las principales compañías de telecomunicaciones pregonando la implantación de su nueva y potente red 5G. Y potente lo es. De entrada, se espera que la red 5G sea aproximadamente 10 veces más rápida que la red LTE 4G (la que la mayoría de nosotros tenemos ahora) con la expectativa de que vaya todavía más rápida con el tiempo.
Si bien el tema de la velocidad continúa siendo el principal reclamo en los anuncios y demás propaganda, el 5G ofrece otras dos grandes ventajas: una mayor banda ancha y una latencia reducida. En otras palabras, la red 5G puede albergar más dispositivos conectados que antes y con un tiempo de respuesta casi inmediato.
La consecuencia de estos avances es que miles de millones de nuevos dispositivos se conectarán a las redes móviles directamente y a una velocidad de infarto en lugar de hacerlo a las redes Wi-Fi. De estos dispositivos, muchos de ellos estarán conectados al Internet de las cosas. Y no estamos hablando solo de teléfonos móviles.
¿Qué aspecto tendrán estos dispositivos?
La respuesta la encontramos en lo que ya estamos viendo actualmente: por ejemplo, dispositivos profesionales e industriales que hacen un seguimiento de flotas de vehículos, desbloquean camiones para entregas en función de la ubicación, monitorizan sistemas de calefacción y aire condicionado, supervisan cadenas de distribución, etc. Y cada vez veremos más dispositivos que gestionan el tráfico, miden servicios públicos o conectan dispositivos usados en sectores sanitarios, energéticos o agrícolas. Estos dispositivos se añaden a los que ya poseemos, como los portátiles o incluso la tecnología de IoT que incorpora nuestro coche.
En conjunto, añadiremos aproximadamente 15 000 millones de nuevos dispositivos de IoT a los 26 000 millones ya en uso actualmente, lo que sumará un total de 41 000 millones de dispositivo de IoT en 2025.
Proteger el 5G y el IoT
Citar estos ejemplos de aplicaciones de IoT pone de manifiesto la imperiosa necesidad de proteger la nueva red 5G. Se trata de una red de la que dependeremos de muchas maneras. Las empresas confiarán sus operaciones a los dispositivos de IoT encargados de su ejecución. Las ciudades gestionarán su infraestructura mediante dispositivos de IoT conectados a la red 5G. Y nosotros, como personas, utilizaremos la red 5G para todo, desde el entretenimiento hasta los procedimientos médicos. No solamente los dispositivos de IoT requerirán protección, sino que también deberá reforzarse la protección de las redes. Y puede estar seguro de que el aumento de la seguridad de las redes y la seguridad en general formarán parte de nuestro futuro.
La Asociación GSM, un grupo que representa a más de 750 operadores móviles, señala la inherente necesidad de proteger la red 5G en su Guía de referencia sobre el 5G para operadores. En palabras suyas, “Aparecerán nuevas amenazas porque los atacantes disponen de un entorno de servicios en tiempo real para desarrollar sus técnicas. El 5G es la primera generación que reconoce esta amenaza y cuenta con protección desde su creación”. Si tenemos en cuenta el gran número de dispositivos y aplicaciones que se conectarán al 5G, hacer hincapié en la seguridad desde el minuto uno es algo lógico. Es una necesidad.
Mientras los estándares y las arquitecturas van tomando forma y se van implementando, es de esperar que los operadores establezcan barreras aún más estrictas, como un cifrado mejorado, métodos de autenticación de dispositivos para comprobar que no sean maliciosos, la creación de zonas seguras dentro de la red, y muchas más cosas diseñadas para mejorar la seguridad.
Otro aspecto que debemos considerar en relacion con la seguridad, más allá de la avalancha de dispositivos y servicios emergentes que se pasarán a la red 5G, es el inmenso volumen de tráfico y datos que generarán. Según una estimación, se calcula que el tráfico del 5G alcanzará los 79,4 zettabytes (ZB) de datos en 2025. (¿Qué es un zettabyte? Imagine un 10 seguido de 21 ceros). Todo ello requerirá una evolución en materia de seguridad que implicará un mayor uso de aprendizaje automático e inteligencia artificial (IA) para contrarrestar un volumen similar de amenazas, con tecnologías parecidas a las que ve en nuestros productos de seguridad de McAfee actuales.
Los dispositivos de IoT más recientes que han llegados a nuestros hogares
“Siri/Alexa/Cortana/Google, pon I Wish I Was the Moon de Neko Case”.
Todos nos hemos familiarizado con la idea de tener dispositivos conectados en nuestros hogares, como los asistentes inteligentes. Ya en 2018, Juniper Research estimó que habría unos 8 000 millones de asistentes de voz digitales en todo el mundo antes de 2023 gracias en gran parte a aparatos como las Smart TV y otros dispositivos para el hogar. Prepárese para ver más dispositivos de IoT como estos por su casa.
¿Qué forma tendrán? Aparte de los que se activan por voz, un sinfín de dispositivos de IoT nos ayudarán a automatizar cada vez más nuestros hogares. Por ejemplo, es posible que tenga sensores inteligentes en el jardín que le avisen cuando sus tomates necesiten agua y activen el sistema de riego para calmar su sed u otro tipo de sensores inteligentes colocados cerca de la caldera que le envíen un mensaje de texto cuando detecten una fuga.
Ya estamos adquiriendo luces conectadas y termostatos inteligentes, pero, ¿cómo podemos conectar estos dispositivos entre sí para crear ajustes preestablecidos para su hogar? Imagínese un ajuste llamado “Noche de cine” que mediante un simple comando de voz pudiera cerrar las cortinas, bajar la intensidad de las luces, encender la chimenea de gas y calentar las palomitas. Y todo lo que usted tuviera que hacer fuera ponerse las pantuflas.
A continuación, sume a todo esto un nivel de IA para el hogar que pueda aprender sus hábitos y preferencias. Algunos aspectos de su hogar pueden ejecutarse solos o predecir cosas por usted, como, por ejemplo, que le gusta el café bien caliente a las 5:30 de la mañana los martes. Su cafetera conectada lo tendrá listo para usted.
Antaño, estas situaciones solo ocurrían en la serie de dibujos animados Los Supersónicos (¿se acuerda?), pero cada vez más y más personas caerán en la tentación de estas comodidades y facilidades a medida que el uso de la tecnología se generalice y sea más asequible.
Tecnología para todos
Una cuestión que se debe tener en cuenta con una tecnología emergente como el IoT con 5G es el acceso.
La pandemia ha puesto de manifiesto una cruda realidad: el acceso a Internet de alta velocidad, ya sea vía un dispositivo móvil o una red doméstica, ha dejado de ser un lujo. Es un servicio básico. Como el agua corriente. Lo necesitamos para trabajar. Lo necesitamos para estudiar. Lo necesitamos para hacer operaciones bancarias, comprar y, en definitiva, hacer que todo funcione.
Todavía hay personas en comunidades rurales y marginadas en los EE. UU. que no tienen acceso a Internet de banda ancha en sus hogares. Aproximadamente 6 de cada 10 progenitores estadounidenses con una renta baja afirman que sus hijos se enfrentan a obstáculos digitales a la hora de realizar las tareas escolares debido a un acceso limitado a dispositivos y a un servicio de Internet de poca calidad. También se oyen anécdotas de educadores sobre niños que asisten a clases online y que tienen que acercarse hasta el aparcamiento de su escuela para que funcione la red Wi-Fi, simplemente porque no tienen una conexión de calidad en casa.
La cuestión es la siguiente: mientras estas innovaciones del IoT continúan abriéndose paso en nuestras vidas y la forma en que funciona el mundo, no podemos olvidar que todavía existe una brecha digital que requerirá varios años de esfuerzo, inversión y desarrollo para hacerla desaparecer. Y esa brecha solo desaparecerá si colaboramos entre nosotros, tanto las personas y las comunidades como las empresas y los Gobiernos. Es decir, todos. Porque todos salimos ganando cuando aumenta el acceso a la tecnología.
Mientras miramos hacia el futuro, mi deseo es que todos nos demos cuenta de que las conexiones a Internet de alta velocidad representan un servicio totalmente esencial y que tomemos las medidas necesarias para que dicho servicio se preste. Este sería un objetivo muy deseable.
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